viernes, 31 de diciembre de 2010

Rosi la Remachadora


Ha muerto Geraldine Doyle, la mujer que en la II Guerra Mundial inspiró al artista J. Howard Miller el cartel de "Rosi la Remachadora": We Can Do It!, "Podemos hacerlo", uno de los iconos de la epoca y posteriormente del movimiento feminista.

Vaya para Geraldine, mi pequeño homenaje puesto que en varias ocasiones he recurrido en mi blogg a esta imagen, una de ellas hace pocos días.


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miércoles, 22 de diciembre de 2010

Discriminación fiscal


"Archivada la denuncia al PP por el juego que disparaba a inmigrantes".

"La Fiscalía estima que lo asumió como un error y lo retiró de forma inmediata"

Se ve que los fiscales tienen libertad de criterio y como hay ¿arrepentimiento? y se retira el motivo aduciendo "nos hemos equivocado" YA NO PASA NADA.

Bien, como ciudadano de a pie quisiera que ese criterio fuese extensivo a todas las áreas y se aplicase por ejemplo a Arnaldo Otegi como preso opinión.


gog

Comentario e imagen de publico.es


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martes, 21 de diciembre de 2010

"Error 404. Ley Sinde not found #sindegate 21-12-2010"


"Error 404. Ley Sinde not found #sindegate 21-12-2010"

Primer fracaso de la Ley de Sinde.
Según publica "El País" algunos ministros han pasado por la vicaría de USA para pedir que pongan en vereda a los partidos de la oposición PP, CIU y PNV con el fin de sacar adelante la ley que limitará aún más la libertad de expresión.

¡¡Qué vergüenza de país!!.
¡Qué rabia y que asco que dais! ¡Cómo se puede llegar tan bajo y arrastrarse de esa manera!.

Así se explica que vendan tan barato el despido, el puesto de trabajo, las jubilaciones anticipadas, el fin de tantos años de lucha contra el poder de las multinacionales.

Mucho talante, poco talento y más vergüenza.


Viñeta de Eneko

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sábado, 18 de diciembre de 2010

Los hombres tiene miedo a la mujer sin miedo


Eduardo Galeano ha denunciado los siete "pecados capitales" de la sociedad actual con la lectura de varias "historias con minúscula" que, como el propio autor reconoció, no pasarán a formar parte de los anales de la Historia.

"La culpa de la crisis la tiene Grecia", ironiza

El autor de Las venas abiertas de América Latina citó, en primer lugar, el racismo, "que produce amnesia". Porque todos somos, según Galeano, africanos emigrados. "De África sólo sabemos lo que nos enseñó el señor Tarzán", pero fue allí donde "empezó el viaje humano en el mundo". Aunque no es sólo una cuestión de piel, explicó: "La guerra de Irak también es racismo".

También censuró la tradición machista, para lo que se valió de una paradójica anécdota de la Revolución Francesa: los símbolos de las victorias por la defensa de los derechos ciudadanos eran femeninos. En cambio, dijo, cuando las mujeres reivindicaron sus derechos como ciudadanas fueron pasadas por la guillotina.

La legalización del matrimonio homosexual en Argentina, pionero en Latinoamérica, le valió para criticar la intolerancia al diferente, un pecado más al que sumó el desprecio al trabajo. En este mundo al revés, "donde las jornadas de trabajo se miden con los relojes derretidos de Salvador Dalí [...], es el precio lo que fija el valor y no al revés".


Los muros contemporáneos

Galeano también se refirió a "la tendencia de los medios de comunicación a mentir", por lo que afirmó que el mundo miente. El escritor uruguayo reflexionó en este sentido sobre la importancia absoluta que se le dio en su momento al muro de Berlín y lo poco que se habla actualmente sobre los muros de la frontera de México, de Ceuta y Melilla, de Cisjordania o del Sáhara Occidental. "Ni se conocen", ironizó Galeano, que se cuestiona quién lanzó las bombas sobre Hiroshima y Nagashaki. "¿Sería Irán?".

Respecto a la actual crisis económica, Galeano comentó con sorna que tenía la impresión de que no había sido responsabilidad de los especuladores de Wall Street, sino que "la culpa la tiene Grecia".

Sexto pecado: el mundo mata. "La paz mundial está en manos de aquellos que fabrican más armas". Y hoy en día, afirmó Galeano, se invierte más en gastos militares —"criminales", según él— que en acabar con el hambre. "Se fabrica hambre: hambre de pan, hambre de abrazos".

Finalmente, el mundo fabrica enemigos, y lo hace a través del miedo. "La democracia tiene miedo a recordar, las armas tienen miedo a la falta de guerra y los hombres tienen miedo a la mujer sin miedo", concluyó Galeano, no sin antes recordar un dicho africano que refleja que la mano que da siempre está arriba y la que recibe, abajo. "Hay una relación jerárquica", dijo para matizar dos conceptos clave: "La solidaridad es igualdad, la caridad es un riesgo".


Artículo de Julia Gas

publico.es (9-12-2010)

Viñeta de Internet



viernes, 17 de diciembre de 2010

El retraso de las jubilaciones


Por
Vicenç Navarro

El alargamiento, de los 65 a los 67 años, de la edad obligatoria de la jubilación afectaría de una manera muy desigual a distintos sectores de la población, como consecuencia de que España continúa teniendo clases sociales. Un burgués vive dos años más que un pequeño burgués que, a su vez, vive dos años más que una persona de clase media, la cual vive dos años más que una persona trabajadora cualificada, que vive dos años más que una persona trabajadora no cualificada, la cual vive dos años más que un trabajador no cualificado con más de cinco años en paro. La distancia entre la última y la primera es de diez años, mientras que el promedio de la UE-15 es de siete. (La distancia de dos años de longevidad entre las clases sociales es una aproximación, pues tiende a ser ligeramente inferior entre la burguesía, pequeña burguesía y clases medias, y superior entre estas clases y la clase trabajadora).
A partir de estas cifras puede concluirse que, puesto que la longevidad es tan distinta según la clase social, es profundamente injusto que todos deban obligatoriamente jubilarse al mismo tiempo. En realidad, para muchas personas cuyo trabajo es más intelectual que manual y que es fuente de goce y estímulo tener que jubilarse a los 65 años es un perjuicio que puede dañar su salud. En EEUU, por ejemplo, un catedrático puede trabajar hasta que lo desee, siempre y cuando alcance los niveles de exigencia que la universidad reclama a todos los docentes. La jubilación es un derecho, no una obligación. No así en España, donde es una obligación, llegando al absurdo de que muchos profesionales deben jubilarse en pleno uso de sus facultades y competencias en profesiones y especialidades (como la medicina) donde hay una enorme escasez de profesionales.

Pero este absurdo es incluso más injusto en la persona cuyo trabajo es más manual que intelectual, y para la cual el trabajo no es un instrumento de goce sino un medio a partir del cual obtiene los medios para poder vivir. Y grandes sectores de la clase trabajadora se encuentran en esta situación. Para esta persona, exigirle que trabaje dos años más es una enorme injusticia, y ello debido a que se la homologa con otra que, además de tener un trabajo estimulante muy distinto, le sobrevivirá muchos años. Es profundamente injusto pedirle a un miembro del personal de limpieza de la universidad que trabaje dos años más para pagar mi pensión, ya que probablemente le sobreviviré seis u ocho años más.

Pero a esta injusticia se añade otra, y es que el alargamiento de la esperanza de vida en los últimos 30 años ha sido también muy desigual. La burguesía, pequeña burguesía y clases medias han visto cómo se alargaba su vida mucho más rápidamente que la clase trabajadora. En EEUU, país que tiene un sistema de recolección y análisis de estadísticas sociales y vitales mejor que España, las clases con mayores rentas han incrementado notablemente su esperanza de vida durante los últimos 30 años. Tal incremento ha sido mucho menor, sin embargo, en las rentas inferiores (primordialmente trabajadores no cualificados), que no han visto crecer su esperanza de vida ni siquiera dos años, con lo cual el retraso de dos años de su edad de jubilación significaría incluso una reducción de sus periodos de pensionista en comparación con pensionistas en cohortes anteriores (Dean Baker y David Rosnick, The Impact of Income Distribution on the Length of Retirement, Center for Economic and Policy Research, octubre de 2010). La relevancia de estos datos para España es enorme, pues mientras que en EEUU la mitad de los trabajadores de 58 años trabaja en ocupaciones físicamente exigentes y/o en condiciones difíciles (difficult working conditions), este porcentaje es incluso mayor en España, donde el nivel de cualificación en la fuerza laboral es menor que en EEUU. De ahí puede concluirse que su longevidad es menor y ha crecido menos en los últimos 30 años que las clases de renta superiores. Tratar a todos por igual es una gran injusticia.

Otro problema que existe en la propuesta de retraso de la edad de jubilación es que se basa en supuestos erróneos. El argumento que se utiliza constantemente para indicar que el sistema de pensiones público es insostenible es subrayar que, mientras ahora el gasto público en pensiones representa el 9% del PIB, en el año 2050 será del 15%, lo cual consideran que es insostenible. Este argumento lo han utilizado una larga lista de instituciones y firmas de sensibilidad neoliberal. Y lo utilizó hace unos días el nuevo ministro de Trabajo, Valeriano Gómez, en una entrevista en el rotativo de mayor difusión del país, donde repitió el mismo argumento. Es más, este último indicó que, aun cuando la productividad anual aumentara un 2% o un 2,5%, todavía sería insostenible.

Pero esto no es cierto. Si el crecimiento anual de la productividad fuera del 2%, el PIB en 2050 sería 2,20 veces mayor que ahora. Ello quiere decir que si el PIB ahora es 100, en 2050 sería 220. Pues bien, mientras que ahora nueve unidades (el 9% del PIB) van a pensionistas, en 2050 serían 33 (el 15% del PIB), y para los no pensionistas, en 2050 serían 187 (220-33), mucho más que ahora, que son 91. Es decir, como resultado del incremento de la tarta (más del doble), tanto pensionistas como no pensionistas tendrán muchos más recursos, pues estamos hablando de cantidades monetarias con la misma capacidad de compra en 2010 y en 2050. Es más, es probable que el PIB sea incluso mayor, resultado del crecimiento de la población que trabaja (ahora una de las más bajas de la OCDE). Si en lugar del 52% fuera del 72% o del 75%, el PIB sería incluso mucho mayor. La alarma es totalmente infundada. Lo que el Estado debería hacer es mejorar la productividad del país y facilitar la integración de la mujer al mercado de
trabajo en lugar de alargar obligatoriamente la edad de jubilación.

Vicenç Navarro es Catedrático de Políticas Públicas de la Universitat Pompeu Fabra y profesor de Public Policy
en The Johns Hopkins University

Ilustración de Mikel Jaso

publico.es (16-12-2010)

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miércoles, 15 de diciembre de 2010

Robar la hucha


Un artículo del periodista Antonio Álvarez-Solís


Han vuelto a levantar la cabeza con arrogancia. Tras protagonizar el desastre colosal que ha hecho avanzar el fosco tercermundismo hasta el corazón del gran occidente insisten en su apología del libre mercado, como si en esa falsa y controlada libertad radicara la felicidad posible del ser humano. «Todos mis soldados llevan el bastón de mariscal en su mochila», dijo Napoleón; pero los mariscales no llegaron a la docena y los soldados sumaron unos millones de muertos e inválidos. Francia inventó el llamado camino de vida americano. Ahora, cuando sobrevino el seísmo, pareció clarear la verdad acerca de la maldad de ese dogma sobre la excluyente superioridad de lo privado. Tras caer una torre tras otra quedó patente la engañosa capacidad de los poderosos para crear dinero con bienestar. Y sin embargo, renace la práctica de las privatizaciones como el único método concebible que enderece el encenagado progreso universal. Otra vez la gran seducción del bastón de mariscal, esta vez, además, con mariscales hereditarios.

Parece que ningún argumento logra convencer a las grandes masas de ciudadanos del perverso engaño que supone el mito de la minoría creadora única de los bienes y, por consiguiente, propietaria de ellos -un mito religioso para el laico moderno-. ¿Quién es capaz de convencer a esas multitudes de que el dinero lo fabrica el vivir común, lo sudan las mayorías y que el cacareado talento de los creadores no constituye más que una audaz explotación en respuesta a las necesidades colectivas?

El Gobierno español acaba de anunciar la privatización de los aeropuertos, de los juegos y apuestas del Estado y se insinúa la de los ferrocarriles y ciertas propiedades públicas en cuya edificación las generaciones del común ciudadano fueron invirtiendo el dinero de su hucha, pocas veces voluntariamente y casi siempre obligadas. Transportes, energías, cajas de ahorro, fondos de pensiones, centros sanitarios, telefonía y comunicaciones postales, incluso seguridad policial, todo está siendo transferido a quienes necesitan hincar sus dientes mellados en la yugular de los ciudadanos para extraer la escasa sangre que queda en ellos. El vampirismo renace pese a haber quedado al descubierto la maldad de los vampiros. La ingenuidad de los ciudadanos que andan la calle es colosal. Ha bastado con que medio millón de personas vieran malogradas unas vacaciones de cuatro días para que se anuncie con vigor la entrega de AENA a quienes les basta con descolgar un teléfono para transmitir sus órdenes a Bolsa.

He ahí otro camino para la nueva estafa: provocar a los controladores. En esta situación de almoneda a la baja los cínicos portavoces gubernamentales han llegado incluso a cuantificar las pérdidas infligidas a la economía nacional por la huelga de los controladores aéreos -creo que unos trescientos millones de euros- escondiendo sin reparo alguno la cifra de pérdidas que supone una semana de celebraciones burdamente patrióticas o hipócritamente religiosas. Si hay crisis y nos exigen esfuerzos para superarla ¿por qué no hablar de un paro alentado populistamente desde un calendario tan groseramente manipulado?

La economía ha pasado de ser una ciencia moral, esto es, una propuesta ética de sistema de sociedad, a ser una vulgar técnica de doble contabilidad engalanada con masters rudimentarios.

No mientan los gobiernos mediante su propósito de expulsar a los depredadores porque los depredadores se recobran como la tenia o ciertos anélidos elementales. Los depredadores se hacen y rehacen con el ADN del sistema depredador. Un depredador funciona como un virus: incapaz de generar su propia multiplicación por carecer de los elementos básicos de la vida, parasita una y otra vez las células vivas de la sociedad, que constituyen el sistema orgánico de la ciudadanía, para tomar de ella el material genético que precisan. Un banquero funciona como un virus, un político actual se reproduce como un virus, las instituciones públicas son esencialmente virales. El mismo funcionariado encargado del orden no vive de eliminar microorganismos realmente infecciosos, sino de agitar el recipiente social en que esos microorganismos patógenos se multiplican. Debería cobrar nivel universitario, aunque no sé en que facultad, la microbiología social.

Dicen los políticos y los falsos profetas de la moral de lo privado frente a lo público: «Hagamos pedagogía». Y entienden por pedagogía la intoxicación lenta pero letal de las masas con dogmas sobre la superioridad vital de las minorías sobre la masa ingente a la que se priva de una formación crítica eficaz, cuando no se califica a esa posible formación como un vehículo de terrorismo anarquista ¿Por qué no hay una pedagogía de lo público que estudie cómo se forma la riqueza, cómo se produce el mercado, cómo el dinero se transforma de símbolo en mercancía? ¿Tan imposible es que esa pedagogía se instale en las aulas para abrir con llave segura el futuro necesario? ¿Por qué a los teóricos de lo público se les impide formar a la ciudadanía -y formar equivale a poder hacerlo eficazmente- como cuerpo colectivo compuesto por individuos que funcionaran correctamente al estar engastados en un paisaje de propiedad común de lo esencial? Dicen que hay libertad de cátedra y de información para protagonizar esta enseñanza ¡Cínica proclama! El mundo está poblado de cabezas sometidas al aislamiento, de desdén a quienes exponen serena y noblemente tales doctrinas sobre el colectivismo fundamental, de gentes a quienes los servicios secretos tienden cepos por doquier, de peligros físicos para quien hace de la invitación el colectivismo el eje de sus reflexiones. Son tenidos los tales por locos, por cabezas descordadas, por seres absurdos a los que hay que eliminar en nombre de la salud pública ¿O no es así? Repasamos la nómina de los grandes ignorados. Rocemos simplemente el ala de la mariposa envenenada del sistema y surgirá como por ensalmo el guardián de la ortodoxia.

Las privatizaciones que ahora repuntan ni siquiera tratan de crear un mundo de nuevo poder, con inéditos esplendores, sino que intentan simplemente proteger el mundo del poder que se tambalea. Son estas privatizaciones, como hemos apuntado, una acción de vampirismo sobre lo que queda en pie, obra de generaciones ciudadanas que trabajaron colectivamente, les gustara o no, les doliera o no, para alzar todas esas fuentes de riqueza social que amamantó el Estado y que ahora pierde con una simple ley de demócratas de Congreso y candado. Son privatizaciones de sostenimiento de lo que está arruinándose con ruido y espanto; privatizaciones que se sueltan en coto cerrado para remedio de cazadores furtivos.

Y muchos ciudadanos regresan desde la libertad intentada en los últimos cien años, teñida por la sangre de tantos seres honrados que pensaron en lo colectivo como su hogar posible, para encerrarse ahora mansamente en el corralito donde racionan el pienso como la última posibilidad de supervivencia. Ciudadanos incapaces de socorrer a sus conciudadanos. Ciudadanos que saltan sobre el cuerpo que se desangra -como en la famosa fotografía neoyorquina- para no verse implicados gravemente en responsabilidades que asfixian al insumiso. A la vez todo esto es triste, pero todo esto es real. Todo esto es absurdo, pero todo esto es cotidiano. Todo esto es razonable, pero también criminal. Hay que nacionalizar lo que queda como compost de un tiempo más sensato. No hay otra cosecha porque no quedan manos para la cosecha nueva. Pero queda la piel de los que vagan por el barbecho.


Publicado en ingurgente.org

Viñeta de Internet


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